25.12.10

Abandonos / muertes


Hacen ya tres años desde el último post de un coblogger amigo. De a ratos, a intervalos cada vez mas espaciados, me fijo si vuelve. Se disfrutaban algunas esquelas con bilis, las críticas mordaces, un patológico desinterés por caer simpático. Antes de comenzar, un brindis por el desaparecido Mundo del Cinismo.


La "vida online", como muchos la llaman, es una ficción osada. Nadie vive realmente en este entramado de unos y ceros. Todos los reflejos virtuales de la vida real son versiones deformadas, tragicómicas, mutiladas. La red de redes puede ser una herramienta formidable, pero casi todo lo que aquí se escribe y mastica es un remedo del otro lado. No le reconozco (retrogrado yo) experiencias verdaderamente propias y originales a la red.


Hay, si, estructuras sentimentales para las cuales la red esta mejor capacitada que la vida real. Un caso del alumno que supera al maestro, o quizás la realidad a la ficción. Me refiero por ejemplo a la sensación de haber llegado tarde. El presentimiento de que aquello que percibimos e incorporamos por primera vez ya es historia para todos sus participantes y que no hemos de encontrar un alma amiga que nos acompañe. Escuchar en la radio un programa grabado, leer a un autor del cual la academia reniega. Estos abandonos y decesos son característicos de la red de redes, pero sobre todo de uno de sus hijos bastardos: los blogs
.

El mundo de los blogs es perfecto para angustiar a los espíritus demasiado sensibles, ausentes de los callos y asperezas que la modernidad exige. Una retahíla de muertes al minuto, una oda al abandono y el capricho de la atención que plantea como continuación a un post afortunado, a una mano tendida, el silencio de meses o años. Los blogs que claudican tras dos posts son la perfecta representación de la esperanza de los comienzos y de nuestra posterior inconstancia, nuestra mudanza esencial.


Quiero a aquellos que mantienen sus blogs ante viento y marea. Aunque no tengan ganas, aunque la creatividad se ausente y halla que arañar cada linea. Un blog que se abandona es una casa de barrio amiga a la cual llegamos para hallar un camión de mudanza, la cama tumbada contra el frente y ni rastro de los dueños.