28.11.11

Peligros de la inmediatez

Mi padre era aficionado a la electrónica de niño. Lo que en su epoca se llamaba radio (por radioaficionado, cosa que el no era). Hijo de un bancario de educación humanística, nunca tuvo un referente familiar para su afición. Mi padre cuenta siempre lo dificil que era conseguir materiales en esa epoca, la poca bibliografía que habia, los costos disparatados de cualquier tipo de instrumental. Los pesos que hacia reparando radios a vecinos del barrio. Guarda, y aun repasa de a ratos, los catálogos de época donde se veian esquemáticos dudosos, radios a válvula, multímetros de aguja.

Mi padre prosperó. Tiene hoy por hoy su propio laboratorio y la cantidad de instrumental y bibliografía de la que dispone despierta comentarios elogiosos de los que visitan el lugar, legos y profanos por igual. Sin embargo, parece que esa lejana escasez lo hubiese marcado suavemente. Sigue mencionando su epoca de niño para el cual todo era lejano, todo era dificil, todo lo relativo a su amada electronica estaba teñido de un velo misterioso de sacrificio y complicación.

Empece a jugar al rol hacia finales de la secundaria. Jugar es quizas un atrevimiento; empece a leer al respecto, a conseguir libros y revistas. Obtener material en esa epoca (los tardios noventa) era arduo. Mas alla de los pocos libros que se traian en las casas de comics, obtener articulos raros implicaba traerlos de afuera, en una epoca donde Amazon era una empresa joven y la aficion aun no calaba del todo en Argentina. Las primeras partidas fueron dificiles; dificil conseguir jugadores, dificil explicarles las reglas, dificil que entendieran la naturaleza no competitiva del juego.

Una anecdota puntual. Un amigo del primario me invita unos dias a su campo, no recuerdo en que zona de provincia. Esperando para salir, conozco a en su casa a su primo, rolero el. Me presta un manojo de revistas Dragon. Una edicion española de la original americana, que combinaba articulos traducidos y alguna que otra creación autóctona ibérica. Recuerdo devorar esas revistas ansiosamente, sin entender las reglas del juego ni el transfondo. Años despues, empezando la secundaria, las encontre en una libreria de Caballito. Mi abuela me fue comprando una por semana hasta que amase una pequeña colección que aun conservo.

Sigo jugando al rol. Mi padre sigue amando la electrónica. La red de redes y otras facilidades nos mantienen al dia de todas las novedades de nuestras respectivas aficiones. Puedo conseguir el libro que quiera en menos de dos semanas. Mi padre tiene hoy en dia instrumentos que nunca habria soñado de chico, algunos unicos en el pais.

Ambos hemos perdido algo.

2 comments:

ivana said...

Escribí un comentario re lindo que Blogger consideró apropiado dejar en un limbo que jamás alcanzaré. Blogger puto.
Mi comentario no decía "Blogger puto", aclárole.

Era algo como que tal vez también ganar y perder no sean circunstancias abismalmente separadas. Tal vez también sean como esos mecanismos pequeños y mágicos en que una ruedita a dientes moviliza la siguiente y la hace, haciéndose a sí misma, tal vez también, parte de un todo. Que qué sé yo qué es ese todo, tal vez también el primer motor inmóvil o una rueda mayor que moviliza otra más potente y originaria. Tal vez también no.

Este post está impecablemente escrito, don, impecablemente. Impecable-mente la suya.

Cariñoso abrazo mío desde la ciudad capital nacional de la bicicleta.

Barna said...

Sin duda ganar y perder son procesos hermanados. El problema es que uno, experimentando todo en la puntualidad de lo presente, ve solo uno de los dos fenomenos por vez. Ya lo discutiremos en persona.

Le mando un abrazo. No mande SMS cuando anda en bici, me preocupa que la pise algo (una carreta?).